Una vez leí que en inglés se
utilizaba la expresión homesick cuando uno extrañaba su lugar de origen.
En cuanto vimos los cerros de lo que nos dijeron que era Cinquefrondi. Se veía
igual a Valparaíso, se veía igual a mi amado puerto. Algo había en el lugar que
me llamaba, como el canto de una sirena en las mullidas nubes. No sé cuánto
tiempo estuve mirando desde la ventana del zeppelín pero la voz del capitán
Alex me trajo a la realidad – Es un lugar precioso, mi trabajo hace que sólo lo
haya conocido de noche pero aún así es maravilloso – Su mirada perdida en las
luces de las pequeñas casas en los cerros me hacía creer que sus pensamientos
estaban en Valparaíso también - ¿Quieres bajar conmigo? No es nada arriesgado,
solo vengo a buscar un pago- De pronto lo miré, realmente lo observé. Era
cierto lo que dicen, las protopiezas que hacían de prótesis te envejecían de
manera cruel – Podría acompañarlo, capitán, siempre que me ayude a conseguir un
par de materiales. – Una sonrisa se asomó en su rostro – Le advierto que serán
más de las que pensaba. La prótesis del brazo se le traba, ¿no? – Su mueca de
asombro se veía algo torcida por culpa del ojo artificial – Así como usted es
excelente volando, trayéndonos hasta acá sin ningún inconveniente a pesar de pasar
a través de dos tormentas – la sonrisa de autosatisfacción que se desplegó en
su rostro me hizo reír- Bien, así de buena soy yo haciendo prótesis, y le
aseguro que si me consigue estos materiales podré arreglar su brazo – Dije apuntando
rápidamente en una hoja de papel – Si me trae estos también -Dije escribiendo
más – Podré dejarle una protopierna que hará que sus huidas a pie sean
legendarias – El silencio llenó el lugar. Su rostro estaba tan serio que no
sabía como interpretarlo- Puedo conseguirle todo eso, siempre que me acompañes,
son muchas cosas y con el brazo trabado me cuesta llevar tantas cosas- Dijo en
un fingido tono ingenuo – Las señoritas de bien como yo no salen sin escolta
con caballeros- un tono de coquetería me sorprendió incluso a mi – Le pediré a
Eduardo que me de una mano entonces- Se alejó de la habitación, con un marcado
paso asonante metálico producido por la prótesis mientras mi mente volvía a
mirar los cerros de Cinquefrondi, imaginando como por sus calles, en unas
horas, estaría Alex buscando la materia prima para mis propias creaciones.
Continuará...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¡Muchas gracias por tu comentario!