Por Sina de la Fiol
Todo se veía azulado, arriba y
abajo. Estábamos rodeados de tranquilidad. La señorita Agathá estaba en su
habitación trabajando, aunque la verdad es que aún no se acostumbraba al
arrullo de las olas y le daba vergüenza que el resto la viera. Me había
ofrecido para hacerle compañía, pero se había negado con una dulce sonrisa.
Había sido tan buena, su familia siempre ha sido buena conmigo, siempre
enseñándome y tratándome casi como un igual.
-Estamos flotando, esta máquina
tan pesada…es como si fuera magia- Mis ojos recorrían el barco el primer día
que nos subimos. -Es ciencia, el principio de Arquímides hace que la fuerza del
peso de este barco sea igual al peso del líquido en el que nos encontramos- Me
respondió la señorita, no con el tono de desagrado con el que siempre me habían
tratado, sino con la intención de que supiera – Usted sabe tanto, señorita, es
un agrado escucharla siempre- Agilmente me tomó las mano y me miró a los ojos
con una mirada luminosa – Tal vez podrías hacer algo más que aprender conmigo, ¡podrías
ayudarme con las prótesis! – Su tono demostraba una emoción genuina – Oh, me
halaga que piense que podría con una tarea así, pero siempre me han dicho que
mis manos son casi demasiado torpes incluso para servir el té- En mi cabeza
podía escuchar cuantas veces me retaron por no poder cuidar de las rosas, por quebrar
más de una taza mientras la lavaba o no estirar de manera delicada las sábanas
de las camas – ¡Excelente! No necesito ayuda con las partes mas pequeñas, pero
sí una mano firme para ir amoldando el metal. Qué cosas digo, no vienes a eso, ¿verdad?
Disculpa por esto… - De inmediato la interrumpí – Desde siempre se me ha negado
cualquier tipo de educación, desde que nací todos asumieron que solo podía ser
una mucama y nada más, que usted piense que le puedo ser de ayuda más que solo
una compañía me pone muy feliz…me hace muy feliz que me enseñe como la magia se
transforma en ciencia- Esta vez yo tomé sus manos.
Eso había sido hace 4 días, me
había comenzado a familiarizar con los materiales pero aún no comenzábamos con
el trabajo real, estaba ansiosa por que ello comenzara, por que mi propia
aventura comenzara.