sábado, 2 de enero de 2021

Día 2: La mujer exploradora


 Por Sina de la Fiol

-Cuando acepté nuestro compromiso no me estaba apuntando a esto, el lugar de una mujer es junto a su marido, ¿Qué crees que van a decir de nosotros? si te embarcas y pasas meses lejos y para peor rodeada de hombres- Se podía ver como la vena del cuello del señorito Valenzuela se agrandaba con cada frase, los ojos de Agatha refulgían, fue a abrir la boca cuando su padre intervino. -Usted aceptó este compromiso por los problemas monetarios que tiene su familia, es cierto que su apellido esta bien considerado, pero sus arcas dicen otra cosa. - La mano del patriarca se posó en el hombro de su hija haciendo que su señora pusiera una mueca de horror y comenzara a abanicarse más fuerte – Agatha tiene su propio trabajo, ella incluso ha aportado a aumentar las ganancias de esta familia con las prótesis que ha creado, no esperes que ella se quede en casa bordando mientras tu manejas los negocios familiares, ella hace sus propios negocios, ahora si esto es algo que tu no puedas manejar, es mejor que te busques una mujer de adorno – Pude ver como los ojos del señor se posaban en su esposa, quien tras cruzar miradas con su marido dejó de golpe el abanico en la mesita de café  y se alejó de la habitación. Tenía miedo de que me pidiera que la acompañara, pero al parecer estaba tan molesta que olvidó a la servidumbre. La boca del señorito se abrió y cerró un par de veces pero, no salió nada de ella. – Si te preocupa que vaya sola, podemos pedirle a una de las muchachas que la acompañe, a no ser que seas tu quien cumpla ese deber- Una sonrisa se cruzó en los labios al ver como el joven solamente bajaba la mirada. -Perfecto, entonces no hay más que conversar acá, Agatha termina de empacar lo que necesites, Elisa ayúdala y haz lo mismo, si está bien para ti, acompañarás a la señorita- Sus ojos me miraron fijo y asentí. Agatha me sonrió e hizo un gesto para que saliéramos del estudio, una vez fuera me abrazó – Iremos en nuestra propia aventura, al fin serás la exploradora que tanto has leído- Sus manos acariciaron las mías durante unos momentos y luego las soltó para correr a su habitación, quedaba un día y medio para empacar y no había tiempo que perder.


Continuará...

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