Por Sina de la Fiol
- Capitán, es un honor finalmente
conocerlo - Valenzuela se veía como los típicos niños ricos, se notaba que no
le había trabajado un día a nadie, su sombrero ridículamente alto se abanicaba
ante él en una articulada reverencia - Agradezco mucho que haya aceptado que
nos juntáramos con tan poca anticipación, sobre todo con lo ocupado que debe
estar con su próximo viaje. – El muchacho estaba devorando mi despacho con los
ojos, como si quisiera ver más allá.
- Por supuesto, cuando uno pasa más tiempo en el mar que en tierra firme sabe
que necesita llevar. Dígame, ¿qué es lo que necesita? - Fijó sus ojos en los
míos y habló en tono serio – Vengo a hablar de mi prometida, Agatha – Cuando hizo
énfasis en el “mi” no pude evitar reírme por lo bajo – La señorita Martínez –
Lo corregí suavemente – Sí, quiero que termine el negocio con ella, usted mejor
que nadie comprenderá que el lugar de una mujer no es en un barco, demás está
decir las supersticiones que hablan de la mala suerte de tener féminas a bordo.
– Sus ojos seguían revisando el lugar, ahora revisaba mi biblioteca – Si usted
tiene asuntos que tratar con su prometida, es con ella con quien debe ir a hablar
y no conmigo. Como yo lleve mi barco es asunto mío. – Ahora yo hacía énfasis en
el “su” – Capitán, usted no entiende como funciona el mundo en el continente,
lo que este viaje le hará a Agatha arruinará su reputación – Valenzuela frotaba
sus manos, nervioso – O alzará su carrera con las prótesis y la hará triunfar
en lo que a ella le gusta – Mi tono sonó y mi rostro se mostraron implacables –
Lamento no tener más tiempo para atenderlo, pero creo que ya no tenemos más de
que hablar. Le recomiendo que vaya a disuadir a su prometida en lugar de estar
a sus espaldas intentando sabotear sus negocios – Mientras terminaba la frase
abrí suavemente la puerta en una clara invitación a que se retirara. Una nueva
reverencia abanicó el enorme sombrero de copa y se alejó a paso rápido. Una
sonrisa se acercaba a mi rostro mientras me cuestionaba el por qué la señorita
Martínez estuviera comprometida con alguien que se veía tan distinto a ella.
Continuará...