Por Sina de la Fiol
Estaba sentado en la cama y ella de rodillas frente a mí, el
silencio adorna el lugar. Me sentía nervioso, mi corazón latía más rápido de lo
normal, no estaba acostumbrado a estar en mi habitación en compañía de una dama
pero, me habían dicho que ella era la mejor y por como movía las manos, debía
ser cierto.
- Mi diagnostico - comenzó a hablar mientras me daba una
mirada desde el suelo - es que los materiales de su prótesis están hechos para
tierra firme, capitán. La brisa salada continuará haciendo estragos en su
protopierna- sus ojos seguían fijos en mi muslo o más bien en los engranes de
esta.
- ¿Me está diciendo que mi carrera militar ha terminado? -
la debilidad de mi propia voz me sorprendió. Ella lanzó una risita burlona que
me molestó - Debería hacerlo si no conociera a una experta en prótesis biomecanicas,
que bueno que justamente soy una de esas. En aproximadamente 20 días puedo
prepararle una nueva - dijo la chiquilla apuntando la extremidad.
-En 2 días debo partir nuevamente en una incursión de al menos
7 meses- terminé la oración con un suspiro. Ella era mi última esperanza. De
seguro me reemplazarían. A diferencia de mi notable desilusión, ella se veía
más alegre que nunca.
-Entonces esto significa que seremos compañeros de viaje,
puedo sacar el óxido que se ha fijado en las piezas pero, volverá a aparecer.
Si me lleva con usted podría trabajar en su pierna nueva y hacerle manutención
a este pedazo de basura - su mano apuntaba directamente en mi prótesis - sin
ofender, claro.
-El lugar de una mujer es en tierra firme. Los mares no son
lugar para la debilidad femenina--en cuanto terminé la frase me arrepentí de
haberlo hecho. Ella se alejó de mí y comenzó a guardar los diferentes
artilugios que había desplegado en el suelo.
-Los tiempos han cambiado, estamos terminando el siglo y los
lugares de cada uno han variado. Antes no podíamos imaginar qué un tullido como
usted siguiera a cargo de embarcaciones y, sin embargo, aquí está. El lugar de
una ingeniera en biomecanica está donde se encuentre el cliente, y si resulta
que este debe estar en alta mar... - me acercó una pequeña botella con un
líquido viscoso adentro - esto ayudara con el chirrido pero eventualmente las
piezas dejaran de funcionar, espero que no sea durante algún ataque.
Recibí la botella avergonzado, a mi edad me costaba aceptar
este tipo de cambios pero tenía razón, o al menos eso quería creer para no
perder mi carrera- Tienes dos días para hacer los preparativos- Mi voz sonó
seca, como cuando daba órdenes a mis marineros. Ella asintió con una sonrisa
antes de dejarme solo con mis pensamientos en la habitación.