En la actualidad abundan
explicaciones, relaciones y comparaciones para explicar el Punk del Steampunk.
Pero, al igual que con otros elementos fundamentales de la estética, no existe
una sola visión que se imponga como verdadera. Estamos frente a una de las
manifestaciones más concretas de la diversificación del Steam, además, del
innegable reconocimiento de las bases de lo que fue, es y será el
Steampunk; más allá de las cargas categóricas propias del academicismo. Es hora de aceptar que personajes estudiosos
como M. Perschon han sido de una utilidad innegable a la hora de ordenar, recolectar
y establecer definiciones, características o nuevas miradas de ver la estética,
pero que sigue siendo el Fandum y los creadores de Steampunk, en las diversas
áreas, quienes van despejando caminos para su desarrollo.
Por lo mismo, cada categoría,
concepto o elemento es rico en definiciones, y el término Punk no es la
excepción. Incluso dentro de las filas de Cetáceo Negro, las opiniones acerca del
concepto han sido opuestas. Es por esto último, que la inclinación de esta
entrada es un poco diferente a las anteriores. Esta es una
invitación abierta a reformular el Punk del Steampunk desde la individualidad,
como elemento de transgresión personal, ya sea a la temporalidad o la estética,
pero también desde la colectividad como un reconocimiento social de descontento
o estética sin significación, cualquiera sea el caso.
Para comprender un poco más el
por qué de su ambigüedad, debemos remontarnos al inicio, no del Steam, sino de
la palabra Punk, entender su relación con el Cyber y explicar la manera en que
se ha dado en la literatura dependiendo de los tres momentos hitos
del Steampunk.